Redacción Nodix
Iniciamos este escrito, mis estimados lectores, con este grandioso cuento de los elefantitos que se columpiaban sobre la tela de una araña. Por ser el primer escrito, es un animalito. JH.
¿Y los indios cuentan?
La pregunta es seria, por lo que su respuesta debe ser igualmente seria y con un toque de responsabilidad. Pues, en el pedazo de tierra que nos toca vivir, tampoco nos salvamos de las dosis diarias de inseguridad, falta de medicamentos y, sobre todo, de oportunidades. Pero parece que ya se va haciendo costumbre, como el Trump, que tan solo voltea a ver nuestro querido país para ejercer presión con el fin de detener la migración. Esa es, al fin y al cabo, su responsabilidad como mandatario de los Estados Unidos, ya que fue una de sus promesas de campaña. Sin embargo, resultó ser más astuto al poner a Claudia para que resuelva su tarea pendiente.
Estamos al sur del país, en un estado que, año con año, se ha ido desbaratando, con la complacencia de quienes tienen el timón en las manos. Solo basta ver la crisis de inseguridad que se vive, con ataques armados en pleno día (si gustan) y a plena vista de menores (si así lo desean). Pero para resolverlo, es tan sencillo como decir que eso ya existía y que no hay que alarmarse. Es verdaderamente triste la historia que se sigue escribiendo en el Campeche de todos, el Campeche que grita desesperadamente por atención y atención.
Pero, papá Manuel, ¿y los indios cuentan? —¡¿Indios?! ¿Cuáles?— En este pedazo de tierra maya, somos una especie humana privilegiada, que para muchos es un tesoro. Pero el pesado ladrillo de la mente nos limita a querer ver, hacer y lograr. Romper los paradigmas es mejor que romperse la M…dre por defender ideologías de gente que solo mira el brillo de la plata, que solo observa y actúa en el momento, pensando que nadie se da cuenta, que no pasa nada. ¡BUENO!
Mientras tanto, ¿adónde ir? ¿O por dónde ir? Pues con este Campeche que cierra puertas y, con cada peldaño, sigue descendiendo, corriendo el riesgo de colisionar con su propia gente.
Nos leemos con el segundo elefantito que se columpiaba sobre la tela de una araña…!